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Este es un espacio de reflexión sobre temas de comunicación, especialmente relacionados con la investigación y el conocimiento de las Audiencias de los medios de comunicación, sus transformaciones, conceptualizaciones, tendencias en su estudio... etc.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Fortalezas y dudas sobre la medición de las Audiencias de TV

Una persona se llevaría muchas sorpresas si analizara cómo se miden las audiencias de la televisión. En cualquier país en el que éste negocio se maneje bajo la lógica del libre mercado, el tiempo de publicidad al aire cuesta mucho. Así, los anunciantes invierten ingentes recursos para captar la atención de un público del que, en general, saben poco. Como consecuencia también se invierte mucho en tratar de saber más sobre los espectadores de la pantalla chica.

Así, se han desarrollado tecnologías y metodologías para acopiar datos, información, sobre las audiencias de la televisión. Algunas empresas han promovido paneles usando métodos cualitativos, otras han adoptado tecnologías (TiVo, TRA o Rentrak), ya no se habla exclusivamente del rating, sino que también es importante la fidelidad de la audiencia, pero lo que más se sigue usando, por lo menos en América y en algunos países de Europa, es la medición directa a través de los Audímetros, dentro de los cuales el más conocido es el People Meter.

Esta tecnología fue inventada en los años 30 para seguir la audiencia de la radio, en los años 50 se empezó a llevar a la televisión y fue posicionada tiempo después por firmas como Nielsen Media Research.

Esta medición se fundamenta básicamente en dos pilares: la correcta definición de una muestra representativa de la audiencia potencial de televidentes de un país y el seguimiento directo a los patrones de consumo de esa muestra, a través de un dispositivo (cajita negra) que se conecta en la televisión y de un "control remoto" que identifica a cada uno de los miembros de la familia (e invitados) y ayuda a monitorear sus acciones.

La información obtenida a través de éste proceso se convierte en dos indicadores fundamentales del consumo de televisión: el rating y el share.

El share es una medida que responde a la pregunta ¿De todos los televisores que están encendidos, cuántos están viendo este canal? Por su parte el rating responde a la pregunta ¿De todos los televidentes potenciales del país (no sólo los que están encendidos) cuántos están viendo este programa?

Cada punto de rating y el porcentaje del share inciden directamente en el valor del segundo en un espacio publicitario. Así, la medición por audímetro se convierte en la principal fuente de información para la toma de decisiones millonarias por parte de anunciantes, ayuda a definir la suerte de los programas y, en últimas, contribuye con la regulación del mercado de la televisión.

Hasta acá todo suena bien, lo malo empieza cuando surgen críticas al sistema y dudas sobre su operación. Lo que está en juego es mucho...

Algunas de las principales críticas son:
Teniendo en cuenta que toda una industria se apoya en los datos provenientes de la audimetría y que los programas que consumen las diferentes sociedades al rededor del mundo también se definen siguiendo la misma lógica, resulta por lo menos preocupante que haya sensaciones de submedisión, error, concentración empresarial y falta de información al respecto. Se plantea así otro escenario en el que el avance de la tecnología digital le impone retos a una industria multimillonaria. Será que en definitiva puede haber vida más allá del rating?

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